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Solo podrás sacrificarla en el lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre. Y lo harás al atardecer, cuando se pone el sol, porque ese fue el momento en que saliste de Egipto. La carne del sacrificio de la Pascua la cocerás y la comerás en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido, y a la mañana siguiente emprenderás el regreso a casa. Durante seis días comerás pan ácimo y el séptimo celebrarás una asamblea sagrada en honor del Señor tu Dios. En ese día no realizarás trabajo alguno.

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